Amor y Poesía

Poemas de Khayyam

Algunos poemas de amor de Omar Khayyam (1048-1131)

 Rubaiyat

 

15

Así habló

un virtuoso sacerdote

a una mundana,

buscando humillarla:

 

– ¡Tú te embriagas

y sales en busca de amantes,

siempre y cada vez más!

 

– Perfectamente,

respetable moralista,

le repuso la mundana,

es la pura verdad

lo que dices de mí...

 

Con todo eso,

pídote

que me aclares este punto:

Tu yo instintivo,

tu verdadero yo,

lo disfrazas,

lo encubres

con actitudes graves.

Dime ahora:

¿Es ese tu yo recóndito

el mismo que exhibes en público?

 

 

20

¿Por cuánto tiempo quedarás

ajeno a la vida,

perdiéndola

en la satisfacción de tus instintos?

 

¿Hasta cuándo

permanecerás así anonadado

en la muda contemplación de la existencia

en la muda contemplación de la Nada?

 

¡Bebe vino, amigo!

 

La vida

a la cual la muerte sucede,

es digna de ser vivida,

pero sólo puede ser bien vivida

entre la serenidad del sueño

y el éxtasis de la embriaguez.

 

 

22

– ¿El día que pasó?

¡Olvídalo!

– ¿El día que no ha llegado?

¡No le temas!

 

¡Amigo!

No tortures el corazón

en la expectativa del día por nacer,

no quieras vivir

lo que todavía no sucedió,

y no busques lamentar el día que ya se fue.

 

Sosiega,

y no corrompas la vida

con temores y quimeras.

 

Entre los pliegues del pasado

y el dintel del porvenir,

en esa maraña de creencias,

en medio de los engaños del mundo

y los terrores del más allá,

mantente libre

y sé feliz.

 

 

27

Bebe vino,

prenda de vida eterna,

¡único fin y razón de la existencia!

 

Ves, ¡es la aurora del amor!

Se abren las rosas

y el céfiro

nos embriaga con sus aromas.

¡Es la estación de los placeres!

 

Mira

¡cómo todos deliran

en la euforia

de este momento excepcional!

 

Sé feliz un instante,

pues la vida, amigo,

no es más que ese instante...

 

 

32

Renuncia a todo

en este mundo–

fortuna, honores, poder.

 

Desvía tus pasos

de todo camino

que no te conduzca

a la taberna.

¡Nada pidas

ni desees

sino vino, canciones, música, amor!

 

Noble y hermoso mancebo,

coge el odre,

empuña la copa.

¡Bebe!

Pero, ¡cuidado!

¡No seas frívolo,

no hables en vano!

 

 

34

Dicen los filósofos

que ninguna diferencia existe

entre el bello y el feo

 

Para una pareja de amantes,

es lo mismo

habitar el Paraíso

o el Infierno.

 

Para el insano,

la seda y la crín

son perfectamente iguales.

 

Poco importa,

para los enamorados,

desperezarse

sobre las plumas

o sobre piedras,

a condición

de sentirse sumergidos

en las delicias del amor...

 

 

 

 

43

Afecto, amor, comprensión

–he ahí los cimientos de la vida.

 

Escribimos

con amor

el poema de la adolescencia

 

Con la música del amor,

orquestramos

la gran canción de la existencia.

 

Y tú,

escéptico delante de la ternura,

impermeable al sentimiento,

aprende esta verdad:

 

La vida es amor,

¡y sólo amor!

 

 

49

¡Bebe el vino dorado!

Es reposo para el espíritu,

bálsamo providencial

para alma y corazón heridos.

 

Si te sintieras ahogado

en un diluvio de tristezas,

si te vieras acometido

por todos lados

por una jauría de pesares,

 

aférrate sin recelo

al delicioso vino dorado.

 

Es el barco de salvación.

 

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